Tomar decisiones en grupo conduce a la aceptación de la diversidad. Hay espacio para todos, para cada parte de cada persona y para todas las voces y sentimientos. Una buena gobernanza empuja a tener una perspectiva más amplia hacia las relaciones dentro de grupos, colectivos y prácticas institucionales. El poder de toma de decisiones no está destinado a estar en manos de la élite gobernante, sino en las manos de todos los integrantes del grupo.

Las preguntas relacionadas con la gobernanza incluyen:

  • ¿Quién debería decidir, en qué situaciones y por cuánto tiempo?
  • ¿Dónde está el poder? ¿Hay claridad sobre qué grupos toman qué decisiones?
  • ¿Qué métodos de toma de decisiones son apropiados en diferentes circunstancias?

Las respuestas a estas preguntas dependen de la frecuencia y el tiempo que deseemos asignar para tomar decisiones comunes. Todos los grupos deben pensar en organizarse y gobernarse a sí mismos de la manera más adecuada.

Existen procesos que se ubican en algún lugar entre la gobernanza aparentemente eficiente de una pequeña élite o un líder, y el desafío de tratar de llegar a un consenso en cada situación. Dichos procesos normalmente consisten en otorgar poder de decisión a grupos de trabajo más pequeños (o incluso a individuos) que tienen la confianza de todo el grupo para resolver problemas particulares y, en consecuencia, se crean muchos líderes para diferentes campos.

La delegación de poder necesita regulación, para que éste pueda ser retirado a aquellos que abusan de él o muestran falta de competencias para aplicarlo en beneficio del grupo. En cualquier caso, todos deben ser considerados, la transparencia es necesaria y el poder y la eficiencia tienen que ser distribuidos.

Una estructura estable garantiza que cada persona sabe cómo y dónde participar, tiene la oportunidad de aportar habilidades y conocimientos, y aprende a tomar decisiones de forma participativa. No todos necesitan participar en cada decisión individual. Por lo tanto, los miembros del grupo aprenden a confiar en otras personas, el grupo y el proceso.

La sociocracia, los círculos de grupo y la democracia profunda son parte de un movimiento de toma de decisiones participativa en rápido crecimiento.


Sociocracia como modelo de gobernabilidad
La sociocracia distribuye las responsabilidades dentro del grupo, repartiendo el poder de manera equivalente en diferentes círculos. Los círculos están conectados con enlaces dobles: una persona representa el círculo más general en el círculo más pequeño, específico o grupo de trabajo, y una persona representa el círculo más específico (grupo de trabajo) en el círculo más general. En cada círculo las decisiones se toman por consentimiento. (Ver  Toma de decisiones). Se eligen diferentes roles a través de “elecciones sin candidatos”, de modo que los roles sean llevados a cabo por las personas más apropiadas en ese momento para ese fin.