Las comunidades sanas promueven una cultura de comunicación auténtica y respetuosa. Las palabras “comunidad” y “comunicación” tienen la misma raíz: “común” que quiere decir “perteneciente a todos” (Diccionario etimológico). Comunidad y comunicación están por lo tanto íntimamente relacionadas.

Una cultura de comunicación consciente y auténtica se extiende sobre todo el espectro de las relaciones; desde pequeñas conversaciones hasta conversaciones de trabajo, abarcando todos los temas que importan. Ser culto no quiere decir ser siempre fino y cortés. Una “buena” cultura de la comunicación quiere decir buscar soluciones “win-win” en todas las situaciones. Ver “Compartir profundo” para directrices mas concretas en comunicación efectiva y de apoyo.

Establecer una cultura de comunicación de este tipo en un grupo es uno de los elementos principales en la construcción de comunidad. Por tanto, los fundadores de un proyecto grupal deben prestar especial atención a crearla y promoverla. Cabe mencionar que la cultura del grupo inicial suele influir toda la cultura del proyecto en su devenir.

En muchos proyectos los fundadores cometen el error de pensar que su tarea principal es concretar los elementos organizacionales y que el proceso de comunidad se puede desarrollar más tarde, una vez comienzan de verdad a trabajar y vivir juntos. Pero si los patrones de la cultura de la comunicación no se han aplicado ya en las fases iniciales del proyecto de forma consciente, probablemente no habrá “espíritu comunitario” para esto más tarde, ya que los patrones de comportamiento se crearan de forma no consciente, y no intencional, afinados con viejas creencias.

 

La cultura de comunicación se puede desarrollar y nutrir a través de:

  • Eventos especificos para construir comunidad
  • Formaciónes y talleres, utilizando métodos como Comunicación No Violenta (CNV) que es muy característica en el movimiento de ecoaldeas
  • Reuniones especialmente dedicadas a la cultura de comunicación, conscientemente hablar de ello, estableciendo acuerdos y directrices, y utilizándolos en las reuniones y en los diversos procesos grupales.
  • Eventos informales, compartir historias, cultivar la conciencia del lenguaje corporal y no verbal.
  • Aprender y practicar el arte de dar y recibir feedback
  • Cantar juntos (sincronizar las voces lleva a sincronizar los latidos del corazón)
  • Cultivando el silencio en el grupo.

El cómo habla la gente (y de qué hablan) es solo una cara de la moneda de la cultura de comunicación, en la otra cara está el como escuchan. En las comunidades la escucha activa y atenta es indispensable, ya que estar con dos o más personas quiere decir que todos están (o deberían estar) escuchando más que hablando.