Las personas se unen a comunidades en diferentes fases de la vida, provienen de diferentes lugares y están moldeadas por sus experiencias de vida hasta el momento. Esto influye en cómo perciben e interpretan el mundo, cómo se expresan y, a menudo, cómo se sienten y reaccionan en determinadas situaciones. Las personas pueden tener diferentes grados de conciencia sobre cómo sus antecedentes influyen en su forma de actuar, pero la mayoría tiene puntos ciegos y muchos llegan a un grupo sin mucha conciencia de lo que están aportando.

Dado que las personas actúan de acuerdo con sus creencias, incluso las que no conocen, la transformación externa viene de la mano de la transformación interna, y al revés. Vivir en comunidad puede ser un excelente apoyo en el viaje hacia la autorrealización y la vida, más de acuerdo con sus creencias y visiones, conscientemente elegidas para el mundo. Por supuesto también puede ser todo lo contrario y el resultado depende en gran medida de la intención, la estructura y la práctica de la comunidad, así como también de nuestra forma de acercarnos a nosotros mismos, a los demás y a la comunidad.

¿Cómo puede la gestión del pasado fortalecer un proyecto común? Un paso importante es que cada miembro de la comunidad se dé cuenta de que es probable que unirse a un proyecto grupal termine en algo más que elegir un nuevo lugar para vivir o encontrar un nuevo trabajo. Esto apoya el funcionamiento a largo plazo del grupo si los miembros también están dispuestos a explorar sus creencias y hábitos y, en algunos casos, a cambiarlos. Gran parte de esa exploración se produce en el feedback que los miembros de la comunidad se dan entre sí en el proceso de vivir y trabajar juntos.

Un segundo paso es alentar a cada individuo a conectarse y expresar sus valores, sueños y aspiraciones. Este proceso a menudo trae a las personas cara a cara, no solo con sueños para el futuro, sino también con el dolor experimentado en el pasado, dolor por experimentar juicios, violencia, rechazo o decepciones, o la vida simplemente no resulta como se habia una imaginado. Este puede ser un proceso incómodo, pero que en el futuro conduce a una mayor libertad y capacidad para actuar basado en elecciones y aspiraciones conscientes, en lugar de heridas del pasado. El crecimiento y la transformación positiva del individuo se encuentran en el núcleo de esto.
El desafío consiste en pasar de las reacciones basadas en sucesos y situaciones pasadas, a acciones basadas en lo que está sucediendo y en lo que el individuo y la comunidad desean crear.

Las comunidades se ocupan de estos procesos de diferentes maneras y les otorgan diferentes grados de importancia. Para algunos, es una razón clave para estar en la comunidad y se le da mucho tiempo de trabajo grupal. Para otros, se considera un asunto privado tratado colectivamente solo cuando realmente interfiere con el funcionamiento del grupo.

Independientemente del enfoque, tanto los grupos como las personas pueden recibir un gran apoyo al acordar marcos compartidos para comprender, hablar y apoyar el proceso personal y el trabajo interno. Hacerlo, puede de hecho, convertir el conflicto potencial en puntos de conexión y profundización en la comunidad. También puede aumentar la capacidad del grupo para alcanzar sus objetivos, ya que aumenta la capacidad de las personas para actuar de acuerdo con las aspiraciones y las creencias que eligieron conscientemente. También puede facilitar que las personas se lleven bien, porque el rechazo a enfrentar problemas pasados ​​a menudo hace que las personas recreen las mismas experiencias negativas una y otra vez; algo que vivir o trabajar en comunidad brinda numerosas oportunidades de que ocurran. Crear espacios de confianza y apoyo donde la experiencia y los sentimientos se puedan compartir abiertamente, también puede aliviar el dolor emocional y el aislamiento y crear una comprensión y una apreciación mutuas más profundas.

Ejemplos de enfoques utilizados en las comunidades existentes son:

 

  • forum
  • trabajo de procesos
  • resolución de conflictos
  • sociocracia interna

 

En muchos sentidos, los grupos necesitan apoyar procesos de transformación individuales. Igualmente importante es, sin embargo, no permitir que tales procesos consuman toda la energía del colectivo.
Si eso sucede es difícil alcanzar objetivos -más allá del desarrollo personal- que un grupo pueda tener en común. Una cultura grupal del cuidado, en la que es posible pedir ayuda, puede ser de gran beneficio. Lo mismo puede decirse del fomento de la responsabilidad personal y el conocimiento de que algunos problemas se tratan mejor a nivel individual o con ayuda externa o terapia. Cada grupo necesita encontrar su equilibrio entre un proceso individual, trabajar para crear cohesión grupal y un enfoque orientado a tareas para realizar intenciones colectivas. También hay mucha energía, apoyo y alivio en nuestra capacidad para divertirnos, tener sentido del humor, encontrar alegría en la vida y explorar las muchas maneras en las que podemos hacer que nosotros y nuestras comunidades nos sintamos contentos a diario.