Un aspecto importante para los organismos vivos es integrar el feedback, la retroalimentación. La retro-alimentación nos brinda la oportunidad de observar el impacto de lo que hemos hecho, de adaptarnos así mejor a nuestro entorno , de aprender.
En sociocracia, el establecimiento de ciclos de retro-alimentación es una parte integral de cualquier diseño organizacional sociocrático. Cada propuesta incluye un compromiso de retro-alimentación: “¿Cuándo vamos a comprobar si las consecuencias previstas por la decisión fueron alcanzadas, y cuándo modificaremos el proceso si es necesario?” Sin embargo, no necesitamos aplicar la sociocracia para integrar la retro-alimentación. Este
proceso se expresa en diversos niveles diferentes:
- A nivel personal: Crear conscientemente espacios en los que nos demos y recibamos retro-alimentación, observar cómo somos percibidos por las demás.
- A nivel de rol: Es una muy buena idea darse retro-alimentación mutua sobre cómo se desarrollan los roles asumidos en el proyecto grupal. Esto por lo general ocurre si algo está funcionando muy mal o muy bien. Sin embargo, el potencial de un mayor aprendizaje está también donde normalmente no nos tomamos el tiempo de dar y recibir retro-alimentación.
- En las decisiones: Una forma segura de mejorar la gobernanza del proyecto es verificar, después de un cierto período de tiempo, si las decisiones tuvieron las consecuencias deseadas.
- En los servicios: la retro-alimentación que los clientes ofrecen da la oportunidad de mejorar los servicios.